2013: Por la acción glocal contra el terrorismo patriarcal

No son un caso aislado ni entienden de cambios de calendario. La escalada de agresiones sexuales, violaciones y otras formas de violencia hacia las mujeres persiste en muchos países al amparo de la misoginia y la connivencia de una parte de la sociedad, incluida la clase política.

 

La brutal violación en grupo de Amantar, una estudiante de fisioterapia de 23 años, en un autobús en Nueva Delhi, y su muerte dos semanas después a causa de las heridas, ha provocado un clamor ciudadano que exige justicia ante estas barbaries y, lo que es más importante, reclama una conciencia social de respeto a los derechos humanos de las mujeres y que violar no salga gratis.

¿Leyeron del secuestro de una niña de 9 años que fue violada por tres hombres en Pakistán?

India, Pakistán, Bangladesh, Nepal son países en los que las vidas de las mujeres y de las niñas valen poca cosa, a veces incluso menos que nada; por eso resulta tan importante que la mayor repercusión social por el fin de la impunidad de las violaciones provenga de ahí.

Desgraciadamente, las violencias contra las mujeres y las niñas forman parte del día a día y no se reduce a las violaciones ni a los ataques sexuales ni mucho menos a un área geográfica determinada o a un proceso político específico. Lo ocurrido en Egipto tras la llamada ‘revolución árabe’ resulta inquietante por la dimensión y perspectivas de este mal endémico.

 

Y es que tanto allá como acá, las mujeres y niñas vivimos a diario estas violencias cuando somos tratadas como objetos de propiedad privada (masculina) y se nos impide el acceso a los derechos más básicos; también cuando nos tratan como seres inferiores”, como ‘carne fresca’ para el consumo, y por supuesto también cuando nos culpabilizan de las agresiones y violencias recibidas. Tener criterio propio y cuestionar el ‘estatus quo’ patriarcal puede pagarse muy caro ya sea por vestir de ‘manera provocativa’ o por incumplir el ‘toque de queda’ implícito en las mentes machistas.

¿Recuerdan el ataque que sufrió Malala Yousufzai, activista y bloguera de 14 años, por reivindicar su libertad frente el fundamentalismo talibán?

En España, sin ir más lejos, también vivimos estas agresiones, que ponen en peligro las vidas de las mujeres (53 de ellas ya no están, han sido asesinadas por el terrorismo machista en 2012). A medida que avanza la estafa financiera crecen las agresiones indirectas en forma de ‘apología de violencia machista’ instalada en los púlpitos religiosos y también en algunas esferas políticas.

Cada vez tengo más claro que la respuesta a estas agresiones ha de ser colectiva.

Todas a una

 

Que el 2013 sea el año del empoderamiento y la articulación de redes de sororidad contra la impunidad del terrorismo patriarcal.

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