Alternativas para una vida digna: reparto del trabajo

Este artículo lo he escrito como colaboración para el especial 1 de Mayo de El Diario.es

 

El reparto del trabajo representa, hoy por hoy, una alternativa necesaria para la redistribución de los recursos y la riqueza desde otro paradigma, basado en la equidad de género y la solidaridad intergeneracional.

Es puro sentido de común y por ello, precisamente, resulta fácilmente entendible. Si el trabajo remunerado no alcanza para todas las personas que están disponibles para el empleo, por qué no modificar el criterio de reparto del mismo, reduciendo la parte del tiempo que comprometemos laboralmente en nuestras vidas. Según los datos de la última EPA, de los 22,8 millones de población activa que hay en el Estado Español, 6,2 no consiguen empleo. ¿Qué impide pasar de la jornada laboral máxima de 40 horas a otra de 25 o 30 horas máximas a la semana? Francamente, creo que nos iría mejor si pensásemos en clave de inversión, en qué capacidades y perspectivas estamos sembrando para el futuro; en cuál es la herencia social, económica y medioambiental que estamos traspasando.

Hay quien dice que una propuesta como esta no cuajaría porque parte de la ‘clase trabajadora’ se resiste a reducir su nivel de ingresos. En mi opinión, esta es una más de las muchas falacias con las que el sistema capitalista pretende mantener su propio ‘estatus quo’. Es la estrategia del ‘divide y vencerás’ de toda la vida: fomentar la rivalidad y división de intereses, entre quienes precisan de una renta del trabajo para subsistir; asentando, al mismo tiempo, la tradicional división sexual del trabajo.

El desigual impacto de la crisis sobre las mujeres pone en evidencia la persistencia de brechas de género en el empleo (trabajo remunerado) y en el trabajo no remunerado; algo que al sistema heteropatriarcal, que sostiene a este capitalismo depredador, le va muy bien y que delimita las posibilidades reales de las mujeres de desarrollar sus proyectos de vida, cercenando sus oportunidades de acceder a una renta de trabajo.

Mientras las políticas neoliberales continúan con el expolio de derechos y recursos, la división sexual del trabajo se intensifica y precariza aún más. El desmantelamiento de servicios públicos destinados al cuidado de personas dependientes, menores y personas adultas deriva la responsabilidad de los cuidados en la reconcentración familiar y esto, en la práctica, quiere decir que son las mujeres quienes vuelven a asumir este mayor trabajo -no remunerado-.

De cómo las manipulaciones de economistas ultraortodoxos no tienen límite…

Recientemente se ha desmontado una de las grandes estafas ideológicas que ha sustentado el austericidio ejecutado por la troika europea.

 

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