‘Haberlas haylas’, también en economía

CC_LDirectaMujeres con voz propia y pensamiento crítico han existido en todas las épocas y disciplinas, el hecho de que no hayan trascendido en determinados ámbitos de conocimiento es un indicador en sí mismo de los profundos sesgos del pensamiento hegemónico, de su misoginia y de los mecanismos de invisibilización que todavía persisten; cada vez que abro un libro de texto sobre economía se hacen evidentes las ausencias de mujeres precursoras y el reconocimiento de sus aportaciones al pensamiento económico. Haberlas haylas, desde el principio de la economía como disciplina autónoma del conocimiento. Las hubo sufragistas y defensoras de los derechos de las mujeres y también quienes, aún sin considerarse feministas, focalizaron en sus análisis cuestiones de relevancia para las condiciones de vida de las mujeres y la igualdad socioeconómica. Otras se implicaron como parte de algún grupo de creación colectiva y algunas ejercieron de asistentes y colaboradoras abnegadas de la carrera profesional de sus maridos, maestros y/o economistas referentes, quedando sus aportaciones invisibilizadas tras la autoría de ellos; precisamente la dinámica de apartar a las mujeres economistas de la discusión académica y comités expertos sigue siendo el pan de cada día cuando entre las coautorías hay hombres.

En pleno siglo XXI, el efecto espejismo de la igualdad enmascara la masculinización del poder económico y financiero. Nos vamos acostumbrando a ver a algunas mujeres en primera línea de asuntos relacionados con las políticas económicas, laborales y de sectores claves para la digitalización y sostenibilidad ecológica mientras se va cronificando el ‘efecto tijera’ y que todavía explica el hecho de que aunque en las facultades de economía y empresa las mujeres son mayoría, no lo son en las cátedras, ni en las direcciones y centros de investigación, ni en los comités asesores o expertos y tampoco en las cúpulas de las organizaciones empresariales ni mucho menos en las instituciones y entidades que conforman las oligarquías financieras, que es donde reside el eje del poder económico real. Sostengo que esta sociedad tiene una importante deuda moral y económica con las mujeres, más del 50% de la población mundial y, dado que estamos redefiniendo transiciones económicas necesarias para la vida en una nueva era, urge abordar la transformación de la política sexual en la economía. El riesgo de reasentar el status quo patriarcal a través de la doctrina y praxis económica es alto, así que más nos vale prestar atención, poner intención y actuar para subvertir las inercias neoliberales, porque de aquellos barros …

Dicha queda la intención con la que abro esta ventana, una semilla para alimentar un esbozo de genealogía feminista del pensamiento económico, a reconocer aportaciones y conversar sobre claves de interés para la justicia redistributiva, recuperando y actualizando aportaciones de algunas de las precursoras como Jane Marcet, Harriet Taylor Mill, Edith Abbott, Millicent Garret Fawcett, Charlotte Perkins Gilman, Stuart Campbell, Rosa Luxemburgo, Beatrice Potter Webb, Margaret Reid, Clara Elisabeth Collet, Mary Paley Marshall, Elisabeth Boody Schumpeter, Joan Robinson, Eunice Foote, Gro Harlem Brutland, Maria Rosa Dallacosta, Maria Mies, Elinor Ostrom, Dambisa Moyo y otras, más contemporáneas como Heidi Hartman, Lourdes Beneria, Nancy Folbre o Julie A. Nelson, quienes además de evidenciar la falta de justicia distributiva abrieron nuevas líneas de análisis al politizar lo personal y la vida cotidiana; todas ellas y muchas más son fundamentales para incluir en la agenda política feminista y repensar conjuntamente estrategia de alianzas para otras economías posibles.

[Artículo escrito y publicado originalmente en Catalán, en Directa.cat]

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