La entrevista que me hizo Alba Mareca ya está accesible en LaMarea.com; hablamos a propósito de mi libro Políticas para la Igualdad, y en la entrevista destaco algunos hechos contrastados tras el análisis de las políticas europeas -25 países- desde la perspectiva de género; de todas ellas, la más evidente es que no se ha actuado para eliminar las causas de la desigualdad. Incluyo una breve reseña o adelanto y os recomiendo leer completa la entrevista en LaMarea.com
«No se ha actuado para eliminar las causas de la desigualdad»
Las llamadas “políticas familiares” han promovido la igualdad de género en Europa. Sin embargo, alcanzarla de pleno es todavía una quimera. Bajo esta premisa, Carmen Castro García, activista feminista y economista especializada en políticas europeas de género y en sistemas de permisos por nacimiento, publica Políticas para la igualdad (Catarata). El libro, que se presenta este viernes en Madrid en la Casa del Libro (Fuencarral, 119), señala y repasa las políticas europeas que sostienen la desigualdad de género.
AM: En Políticas para la igualdad habla de una “ceguera de género” en las políticas tanto europeas como españolas. ¿Qué quiere decir?
CC: Me refiero a que no tienen en cuenta que el género es una determinante esencial de cómo impactan los proyectos y políticas públicas en las persistentes posiciones sociales de desigualdad de mujeres y hombres.
AM: ¿Qué consecuencias tiene esto?
CC: En la cotidianidad percibimos algunos de sus efectos sobre las condiciones de vida, sobre todo tras los recortes presupuestarios en el sector público y en áreas especialmente sensibles para la igualdad de género. Los recortes en la provisión de cuidados, la destrucción de empleo público o de las prestaciones familiares están provocando una mayor intensidad de carga de trabajo no remunerado en las mujeres.
AM: ¿El trabajo de cuidados no remunerado se contempla en la política institucional?
CC: Habría que diferenciar lo que se está haciendo desde diferentes instituciones. Por ejemplo, desde algunos ayuntamientos del cambio se empieza a tomar en cuenta la necesidad de abordar de manera explícita la provisión de los cuidados. Barcelona y Madrid lideran las tímidas iniciativas que se van emprendiendo. Sin embargo, desde el Gobierno, los Presupuestos Generales del Estado hablan por sí solos de cómo no se contempla la atención a la dependencia y el cuidado de menores desde la responsabilidad pública. Cuando el silencio y el ninguneo es la estrategia institucional respecto al trabajo de cuidados, cabe preguntarse quién se espera que los realice y a cambio de qué, porque alguien tendrá que dedicarle tiempo, capacidad y energía. Las necesidades de cuidado no se resuelven por sí solas, y no, no existen manos invisibles que las atiendan ni varitas mágicas con las que se puedan resolver; atender estas necesidades de las personas requiere de la asignación de recursos suficientes para que puedan ser provistas en condiciones dignas.
AM: Si la división sexual del trabajo genera desigualdad de género y un diferente acceso de mujeres y hombres al mercado laboral, ¿qué medidas políticas se deben tomar al respecto?
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