Inicio mi colaboración en Tribuna Feminista con este artículo.
Feliz 2018 y que cuiden ellos!
Es tiempo del ritual vintage de cada año; toca hacer balance y reformular propósitos y deseos para el nuevo año. Ya sabéis, aquello de salud -pública y gratuita-, dinero -redistribución con justicia de género- y amor, empoderante, transformador, por una misma y en igualdad. Feliz 2018 y que cuiden ellos!
Que cuiden ellos, sí, porque la clave de gran parte de las desigualdades de género que persisten hoy en día radica en que aún se consideran los cuidados como el ámbito de la especialización continua de las mujeres, por un supuesto ‘privilegio natural’ reforzado desde el ordenamiento jurídico patriarcal.
Que cuiden ellos, porque cuanto mayor sea la implicación masculina en el cuidado más posibilidades de subvertir la desigualdad actual hacia un reparto equitativo de los usos del tiempo que mujeres y hombres asignan al trabajo (remunerado y no remunerado).
Que cuiden ellos, porque los hijos e hijas crecerán con referencias de padres corresponsables y modelos cuidadores desgenerizados.
Que cuiden ellos, que muestren que su potencial cuidador no es un asunto de ciencia ficción y que podemos transformar el modelo de sociedad con su implicación, como personas cuidadoras de la vida, en igualdad.
Se trata de un deseo, intenso, meditado y fácilmente trasladable a la acción política, posibilitando su asunción de responsabilidades en el cuidado infantil, de sus hijas e hijos. Uno de los instrumentos para orientar la acción política hacia la obtención de dicho resultado es la política de los permisos por nacimiento (maternidad/ paternidad/ parentales), prestaciones contributivas de tiempo para ausentarse del trabajo remunerado y poder dedicarse a la atención y cuidado de la criatura nacida. Sin embargo, cualquier reforma de estos permisos no conduce a un resultado equitativo; conviene aprender de la experiencia y aplicar el conocimiento adquirido para evitar espejismos de igualdad, trampas patriarcales y trampantojos -ocurrencias estereotipadas que boicotean la igualdad efectiva-. Pues bien, tras el análisis comparado que he realizado en 27 países europeos1, sostengo que sólo determinada configuración del sistema de permisos por nacimiento tiene potencialidad suficiente para favorecer cambios en el orden de género hacia una redistribución más equitativa de tiempos, alentando la dilución de la división sexual del trabajo. Los permisos intransferibles y plenamente remunerados constituyen la apuesta más eficiente para la inclusión de los hombres en la provisión de cuidados y en la redistribución de tiempos y trabajos. Obviamente hay otras combinaciones posibles aunque, contrariamente, refuerzan las normas sociales de género, manteniendo la desigualdad de expectativas respecto al cuidado; es el caso del aumento de las partes transferibles – cedibles o intercambiables- a la otra persona progenitora -cuando existe-, que proyecta una aparente libertad de elección en las familias biparentales aunque en la práctica es la inercia de la ‘norma social’ por cuestión de género la que determina más o menos implícitamente su uso.
Así pues, si el deseo compartido es ‘que cuiden ellos’, la acción política ha de dirigir la atención a los elementos de la configuración del sistema de permisos por nacimiento que pueden acelerar la implicación masculina y el cambio de roles de género y en condiciones básicas que garanticen mismo derecho por el mismo hecho causante, para cada persona que sea progenitora; y eso, independientemente de cómo se organiza su núcleo de convivencia o grupo familiar. Parece complejo, y sin embargo, es algo fácilmente realizable y concretable: permisos por nacimiento iguales, intransferibles y plenamente remunerados, para cada persona progenitora. Así se recogía en la proposición de ley, que inicialmente elaboramos desde la Plataforma por Permisos Iguales e Intransferibles de Nacimiento y Adopción [PPiiNA] y que ha alentado formulaciones como las 2 presentadas2, lástima que su tramitación parlamentaria haya sido vetada por el gobierno en ambas ocasiones.
Se acaba el tiempo de excusas para sus señorías y emerge con fuerza el convencimiento de que toca ya hacer posible que cuiden ellos, sin más demora, sin reservas ni pretensión de tutelas. Que cuiden ellos, que experimenten el disfrute y la responsabilidad de la reciprocidad afectiva, de recibir la satisfacción por el bienestar facilitado a otras personas, y que lo hagan con sus menores, sí, porque posibilitará también un proceso permeable al cuidado de otras personas dependientes, adultas.
Que cuiden ellos porque son capaces de hacerlo, porque cada vez son más quienes quieren experimentar otra forma de ser padre, hermano, hijo, compañero, pareja, vecino… Que cuiden ellos porque quien cuida no mata y necesitamos acabar ya con este sinsentido patriarcal y comprometernos con vidas vivibles.
1En Políticas para la Igualdad. Permisos por nacimiento y transformación de roles de género. Ed. Catarata, 2017. https://www.catarata.org/libro/politicas-para-la-igualdad_44877/
2Proposición de Ley relativa a la reforma del sistema de permisos y prestaciones para el cuidado y atención de menores por parte de sus progenitores, en casos de nacimiento, adopción, guarda con fines de adopción o acogimiento. Presentada por el Grupo Parlamentario Confederal de Unidos Podemos-En Comú Podem-En Marea el 16 de enero de 2017. http://www.congreso.es/public_oficiales/L12/CONG/BOCG/B/BOCG-12-B-73-1.PDF