A partir de un proceso reflexión y debate colectivo, la Comisión de Feminismos Sol desvela la ‘trampa de la Deuda’ y facilita en este dossier explicativo sobre su funcionamiento y plantea también algunas propuestas desde la desobediencia feminista.
Y es que …
Las mujeres estaban en crisis antes de la crisis de la deuda financiera y ya existían otras deudas históricas, como la ecológica y la deuda de género, contraidas por esta sociedad patriarcal y los procesos de expolio capitalista.
La era de fundamentalismo financiero hace que la prioridad en el pago de los intereses de la deuda (financiera) se decida, claramente, en detrimento de los gastos sociales y así se inicia la ‘trampa de la deuda’ que provoca cada vez mayor desigualdad de género.
¿Cómo funciona la ‘trampa de la deuda’?
Cuando un estado se endeuda, pone en marcha políticas de austeridad y recorte. Esto hace que la actividad “económica real” caiga (si bajan los sueldos del funcionariado, se consume menos, se pagan menos impuestos, etc.), con lo que el estado recauda menos. Así para poder seguir pagando, necesita seguir pidiendo prestado. Para que le presten, necesita seguir dando muestras de buena voluntad (recortando), o pidiendo a otros organismos que le prestan a cambio de más políticas de ajuste. En este círculo vicioso, los intereses que se pagan son muy altos (y pueden serlo mucho más por ataques especulativos). Con lo que al final lo que se está pagando todo el rato son los propios intereses, pero no consigues deshacerte de la deuda. La modificación de la Constitución, con la introducción del artículo 135 que obliga a priorizar el pago de la deuda por encima de ningún otro gasto, supone la imposición la pérdida de soberanía en política económica.
¿Qué podemos hacer ante esta situación? algunas propuestas debatidas en el taller de Feminismos Sol:
Reconocer la trampa de la deuda y cambiar de prioridades
La “auditoría de la deuda” debe ser una herramienta no sólo para desobedecer la deuda, sino también para transformar el sistema en el que vivimos, a nivel micro y macro. Desobedecer la deuda ha de servir “para poner en el centro la vida, y los derechos y las condiciones de vida de las personas, y poner el mercado al servicio de la vida y no al revés”.
Por lo tanto, la desobediencia de la deuda capitalista, ha de contemplar esta transformación sistémica también, para que no ocurra como en otros países, dónde la auditoría de la deuda, ha servido para desobedecerla puntualmente, pero no para transformar el sistema económico, productivo y político, que sigue generando deuda y atacando a la vida.
Para “desobedecer la deuda”, según explican las reflexiones recogidas en el dossier, tenemos que analizar sus causas como “una trampa dispuesta por los mercados”, en la que hemos participado todo el mundo en mayor o menor medida. “Entender cómo hemos participado, cómo hemos sido cómplices de su trampa nos ayuda a entenderla para desobedecerla”.
La propuesta sostiene que aunque de manera “asimétrica”, todos y todas tenemos “responsabilidad en la carrera deudora a la que nos ha llevado el consumo”, para alcanzar aquellos objetos que nos colocan en unos supuestos estilos de vida de “éxito social”. Modos de vida con los que, además, “necesitamos llenar una especie de soledad absoluta y un vacío específicos de nuestra condición de seres humanos”. Y esto ha sido “utilizado por los mercados”
Los discursos del logro del éxito a través del consumo de objetos están atravesados por el heteropatriarcado ajustándose a la identidad estereotipada de hombres y mujeres. Una vida de continuo sinfín de consumo de preparación de sí mismo de los varones y de objetos de última generación, y de amor, de obras en la casa, de consumo de relaciones sociales y familiares de las mujeres. Ambos, mujeres y hombres, han entrado en la rueda de la deuda consumista desde sus respectivos lugares.
«Consensos” feministas para desobedecer la deuda
En primer lugar, se necesita un marco explicativo más amplio no solo economicista (que replantee la idea de economía). Se reconocen “responsabilidades” y “mecanismos” de la “trampa de la deuda” para cuestionar el concepto de organización y el valor de los trabajos y construir una responsabilidad colectiva en el sostenimiento de la vida, incluyendo el “colectivizar los cuidados” y “quitar los recursos de manos del capital”.
[Fuente: Feminismos Sol y AmecoPress ]