Coincido plenamente con con Rosa Cobo Bedía: necesitamos articular pactos políticos entre feministas y alianzas feministas frente al avance de la ofensiva patriarcal y la imposición del neoliberalismo económico que estamos viviendo.
Tenemos un objetivo común: disolver este sistema, patriarcal y capitalista y restituir nuestra condición de ciudadanas plenas de derechos y ámbitos de libertad, en la proyección de un nuevo modelo de sociedad. Por ello, por mucho que nos quieran hacer creer, no hay respuestas individuales que puedan tener capacidad suficiente de influencia para subvertir este sistema. Convendría pues desmontar las trampas patriarcales y capitalistas basadas en la ilusión del poder de la individualidad.
Necesitamos estrategias de acción colectiva y feminista; y las necesitamos ya!
Rosa Cobo reflexiona sobre este aspecto, en un discurso coherente, en el que argumenta la utilización de la razón y la persuasión como herramientas del feminismo y la estrategia de pactos políticos entre feministas.
El feminismo se ha convertido por propios méritos en el mejor movimiento de la modernidad: siempre utilizó la persuasión intelectual y cuando participó en conflictos, éstos nunca revistieron formas de violencia. Otros movimientos no pueden decir lo mismo. Tenemos un pasado que es nuestra mejor carta de presentación para la acción política del presente. Y por ello estamos en las mejores condiciones para no dejarnos arrebatar la posibilidad de ser nosotras quienes seamos las legítimas herederas que escriben y reescriben los múltiples papeles con los que se reconstruye nuestra memoria histórica. Esto significa que no puede esbozarse ninguna nueva utopía política fuera de cuyos límites permanezca el feminismo. Porque aún ahora la razón y la persuasión son las herramientas que más civilizan a una sociedad y ese sigue siendo aún el instrumental del feminismo.
I
Frente a la poderosa y articulada reacción patriarcal la mejor estrategia es trabajar en la construcción de pactos políticos de mínimos. Si el feminismo aspira a volverse socialmente hegemónico y ganar espacio en el centro simbólico de la sociedad debe apoyarse en una amplia red de pactos entre feministas y feminismos. Pero eso no es suficiente: el feminismo también tiene que desarrollar vínculos estratégicos con grupos de mujeres que no se autocomprenden a sí mismas como feministas para realizar acciones políticas concretas y conjuntas.
Como señala Barbara Hobson, la construcción de una estrategia común puede contribuir a la constitución de electorados, a la creación de una nueva conciencia feminista entre las mujeres y a su conversión en un actor social clave en sociedades crecientemente acosadas por la desigualdad. Uno de los retos del feminismo es crear una conciencia crítica entre las mujeres y entre aquellos sectores sociales y grupos políticos que puedan llegar a ser afines al feminismo. El objetivo de los pactos entre mujeres debe ser la construcción de un espacio político feminista. Y ahí cabemos todas: las que militan en la universidad, en el poder político y en las instituciones, en la sociedad civil, en los partidos o en los movimientos sociales. Se puede y se debe construir un espacio político feminista edificado alrededor de nuestro movimiento. Ahora bien, no logro ver como puede crearse este espacio político feminista sino es mediante pactos entre mujeres.
II
El feminismo tiene dos dimensiones fundamentales: es un movimiento social y también una tradición intelectual, que se inscribe en el campo de las teorías críticas de la sociedad. Tal y como dice Celia Amorós, en feminismo ‘conceptualizar es politizar’. En el feminismo, por tanto, debe haber teoría y acción, pensamiento y práctica política. Ahora bien, para que la acción política tenga efectos beneficiosos sobre las mujeres debe ser eficaz. Y la eficacia se mide por la capacidad que tiene nuestro movimiento de provocar transformaciones sociales. Y ahí es donde entran los pactos.
Los pactos nos garantizan cierta unidad de acción en un momento en el que el dominio patriarcal y el neoliberal están privando a las mujeres de derechos y recursos. ¿Podríamos las feministas hacer un PACTO DE SEÑORAS por el que renunciamos a ejercer la hegemonía en el movimiento y construimos una estructura organizativa de mínimos muy flexible, abierta e incluyente en torno a algunas vindicaciones políticas? ¿Podríamos, a partir de ese pacto, hacer otros con algunos sectores sociales que comparten nuestras preocupaciones políticas?
III
Nuestro pasado nos muestra que las luchas colectivas suelen dar resultados si nos organizamos políticamente. A más articulación política, mejores resultados obtenemos. Hay que pactar con nuestras diferencias, con nuestras agendas específicas, con nuestra adscripción ideológica: el pacto es la base de la política. Y el feminismo es un proyecto político que tiene como objetivo desactivar la política sexual del patriarcado. Lucha, política, pactos, son las palabras fundamentales del diccionario feminista.
Las diferencias políticas, estratégicas, generacionales o culturales no pueden ser excusa para la inacción. El campo de lucha no pueden ser los espacios feministas y las contendientes no pueden ser unas feministas contra otras. Las feministas no podemos eludir la responsabilidad histórica del momento que nos ha tocado vivir y el objetivo de nuestra lucha no está en otras feministas y otros feminismos, sino en los sistemas patriarcales que nos privan de recursos y de derechos.